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Si la luxación es de alguna consideración, lo mejor es esperar al médico, y cualquiera que sea su clase, no debe intentar la reducción quien no tenga suficiente seguridad de verificarla con éxito. En este caso, y mientras llega el facultativo, se reducen las precauciones que deben tomarse con el paciente a colocarlo en la postura más cómoda para no mortificar la parte lastimada, y en aplicar a ésta fomentos fríos de agua con o sin adición de subacetato de plomo líquido o de tintura de árnica; también se recomiendan para el caso aplicaciones de alcohol alcanforado.
Con más razón que las luxaciones, requieren las fracturas el concurso del médico, al cual debe avisarse desde el momento que ocurra el accidente - Seis buenas prácticas de la gestión escolar para mejorar la formación. Las precauciones que deben tomarse mientras el facultativo llega, son las de tratar de mantener los huesos fracturados en su posición normal, en cuanto sea posible, por medio de compresas, almohadillas, algodón en rama y vendas colocadas al rededor del miembro fracturado, de modo que quede en la inmovilidad más completa.
Una vez en estas condiciones, puede transportarse al paciente, si hay necesidad, cuidando de que la posición que se le haga adoptar sea lo menos incómoda posible. Las más frecuentes en los niños son las contusiones que se producen cuando se caen o en sus juegos y peleas, y las cortaduras y picaduras que se hacen con tijeras, cortaplumas, cuchillos, tenedores, punzones, agujas, etc.
Si hay simplemente equimosis (lo que vulgarmente se llama cardenal), basta con aplicar compresas de agua salada o avinagrada; pero si se produce un tumor y además sobreviene inflamación, se aplicará alguna sanguijuela sobre el tumor; e ínterin la inflamación se desarrolla, se emplearán también, en los casos más graves de contusiones (cuando la piel y los tejidos adyacentes se hallan desorganizados a más o menos profundidad y la parte contusa se halle fría, lívida y formando parte homogénea), emolientes y resolutivos, cataplasmas de linaza, de malvavisco, etc - Guía práctica de organización y dirección de centros docentes., aplicadas al sitio de la lesión. Sistema para Administración y Control Escolar.
En cuanto a las heridas hechas con instrumento cortante (heridas incisas), lo primero de todo es lavarlas con agua abundante alcoholizada y asegurarse de que no queda en ellas ningún cuerpo extraño; cuando sangran mucho, debe emplearse el agua fría. Una vez bien lavada la herida, se la enjuga con un trapo fino, si es posible de hilo, se aproximan cuidadosamente los bordes de ella y se procura mantenerlos en este estado por tiras aglutinantes, como el tafetán inglés o el diaquilón, por ejemplo, que abracen una extensión mayor que la herida.
Cuando haya pérdida de sustancia e imposibilidad de unir los bordes de la herida, se empleará el procedimiento de la supuración que trae la cicatrización, y, al efecto, y después de lavada la herida, se cubrirá con hilas cargadas de sustancias grasas emolientes, tales como el cerato simple, el bálsamo samaritano, etc., cuidando en este caso, como en todos los demás, de evitar el contacto del aire, por lo que también en los otros se emplearán las hilas secas o humedecidas con alguna sustancia, el algodón en rama, las compresas de hilo, etc.
Estas heridas pueden ser muy graves por causa de su profundidad, por lo que en todos los casos un poco serios o de duda, debe buscarse el concurso facultativo, limitándose a prevenir mientras se obtiene. Sistema de Gestión Escolar - Cómo cargar matrícula en 2023. Tal es el nombre que se da a las desorganizaciones de los tejidos producidas por el calor o por los cáusticos (potasa, vitriolo, etc.) Generalmente se las divide en tres grados o categorías (algunos en seis), según su gravedad, a saber: rubicundez, vesicación y ulceración.
(Primer grado.) Todo se limita a enrojecimiento un poco doloroso de la piel, comparable al que produce un sinapismo; al cabo de dos o tres días cae la piel hecha polvo. El tratamiento consiste en refrescar la parte quemada, mediante compresas de agua con vinagre, y aun de agua para, y en las circunstancias en que la impresión del frío sea de temer, hay que limitarse a cubrir la quemadura con algodón en rama.
(Segundo grado.) La piel enrojecida se inflama y forma ampollas, siendo su efecto el de un vesicatorio, y tardando la curación de cinco a quince días. El tratamiento se empieza picando las ampollas para vaciarlas, aplicándose después con cuidado la epidermis sobre la piel, y calmando la inflamación por compresas de agua fría, y a veces laudanizada; en seguida se cubre la parte afectada con algodón en rama, que se renovará a medida que el líquido lo vaya mojando.
(Tercer grado.) Están destruídos la piel y los tejidos que cubre, declarándose una fiebre proporcionada a los desórdenes. Debe comenzarse el tratamiento por compresas de agua fría y dieta. Cuando la inflamación se haya reducido y la fiebre calmado (de veinticuatro a cuarenta y ocho horas), se aplicarán cataplasmas emolientes sobre las úlceras, y se cubrirán con algodón en rama las otras partes quemadas en menor grado.
Cuando éste se halle en un estado de excitación nerviosa, de agitación complicada con delirio, debe dársele a beber, por cucharadas (una cada veinte minutos), de la mixtura antiespasmódica simple, o sea la conocida vulgarmente con el nombre de antihistérica, y además unos caldos, obligando al enfermo a guardar cama.
Los lavados han de ser abundantes cuando la quemadura resulte de un producto químico, ácido o alcalino mineral, y el agua que a este fin se emplee se hará alcalina por una mezcla de amoniaco, de cal o de potasa, si la lesión es causada por un ácido, tal como el sulfúrico, nítrico o clorhídrico; por el contrario, el agua avinagrada servirá para lavar las quemaduras producidas por el amoniaco, la potasa y la potasa cáustica.
Las congelaciones se clasifican también, como las quemaduras, en tres grados. En el primero, se presenta la parte congelada dura, contraída, blanca, fría e insensible. En el tratamiento para curarla, debe evitarse acercarla repentinamente al calor, y se darán ligeras fricciones con nieve o agua muy fría; a veces basta darlas con sólo la mano.
En el grado tercero puede sobrevenir la gangrena o la mortificación de los órganos, debiendo aplicarse estimulantes, como el aguardiente y los vinos generosos, en pequeñas dosis, y emolientes, como, por ejemplo, las cataplasmas templadas de harina de linaza. En todo caso, debe evitarse colocar la parte congelada cerca del fuego así como frotarla con un líquido caliente, pues en uno y otro caso pudiera sobrevenir la gangrena.
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